El centenario de la animación portuguesa llegó plagado de aplausos y reconocimientos. Ha sido una celebración de cien años de ensueño, con proyectos que han exhibido la calidad, el talento y la creatividad de su industria. Títulos como los ya conocidos y reconocidos Ice Merchants de João Gonzalez, O Homem do Lixo de Laura Gonçalves, Nayola de Jose Miguel Ribeiro, Os Demónios do Meu Avô de Nuno Beato  o Garrano de Vasco Sá y David Doutel han brillado a lo largo y ancho del mundo, con gran cantidad de premiaciones y reconocimientos. No es un trabajo que se haya generado espontáneamente, las cualidades de la animación lusa viene golpeando desde tiempo atrás. No podemos olvidarnos de gente tan talentosa que ha abierto camino como Regina Pessoa o Abi Feijó.

Sin embargo, los artistas no han dejado nunca de mencionar la gran necesidad de apoyos para la industria animada que existe en Portugal. En la mesa redonda de los preseleccionados a Mejor cortometraje de animación para el Oscar realizada por Radix, los creadores João Gonzalez y Laura Gonçalves así lo dejaron ver. El director de Ice Merchants dijo que “aparentemente, al menos comparado con Portugal, los americanos tienen menos fondos para cortometrajes de los que nosotros tenemos en Portugal […] creo que para cortometrajes tenemos una buena época, claro que podría ser mejor […] Por otro lado si ellos quieren hacer un largometraje, claro que tienen mucho más dinero y más fondos”.

La cineasta detrás de O Homem do Lixo explica que en el país ibérico “estamos batallando mucho porque la vida, como todos sabemos, está siendo cada vez es más cara que hace diez años […] pero estamos recibiendo la misma cantidad de dinero que hace diez años. El costo de vida ha aumentado muchísimo y no tenemos realmente en Portugal una industria que apoye a la gente que esté trabajando en animación”.

Por su parte el director Nuno Beato también lo subrayó en su entrevista con Radix al decir que “los premios, los Oscar o los Goya, son muy bonitos pero si después no traen un retorno económico para los que trabajan día a día en estas profesiones y quieren seguir trabajando, porque realmente son profesiones que generan números, si el dinero no llega a estas personas entonces no vale de nada. Yo espero y me gustaría que Portugal pudiera tener profesionales que pudieran tener un sueldo mucho más confortable haciendo cine y en este caso cine de animación”.

La enorme calidad de su trabajo, así como sus continuas manifestaciones ante la necesidad de apoyo por parte de sus instituciones, han rendido frutos. Así lo ha confirmado el presidente del Instituto de Cine y Audiovisual (ICA), Luís Chaby, quien confirmó que el respaldo a la animación lusa por parte de las instituciones aumentará. Eso sí, resalta que esa decisión no es por los galardones obtenidos por los cineastas, sino que es algo que ya tenían pensado hacer: “No actuamos al gusto de los premios. Estos aumentos ya estaban pensados. Así que habrá un aumento sustancial en el área de largometrajes y series de televisión” [vía].

Actualmente la financiación portuguesa la otorga principalmente el ICA a la par del RTP, misma que proviene del presupuesto del gobierno. Sus cifras actuales implican, cada dos años, 350 mil euros para largometrajes de animación. En cuanto a los cortometrajes, el valor máximo por proyecto es de 120 mil euros y 90 mil euros para los primeros trabajos, en un gran total que asciende a los 900 mil euros.

Chaby menciona que además de todas las obligaciones de inversión, mas el apoyo público del instituto y del Fondo de Apoyo al Turismo y al Cine, se pueden alcanzar los 70 millones de euros en el mercado portugués. “Ya es un número del que no podemos avergonzarnos”, dice.

Aunque aún no se ha declarado de cuánto será el incremento para la industria animada portuguesa, porque esta decisión aún no está aprobada, esperamos que esté a la par de la calidad del trabajo realizado por sus representantes. No sabemos si este alza de los presupuestos ya estuviera pensada antes del aluvión de reconocimientos, pero lo que sí sabemos es que el trabajo hecho, no sólo por los artistas actuales sino por generaciones de ellos, es una prueba fehaciente de que la cultura debe primar en la gestión de los países. Es bueno ver que en nuestra región cada vez son más los que siguen este camino en una industria que ha dado tanto como es la animación.