Hoy más que nunca queda claro que la animación no es cosa de niños, pero tampoco está de más enfatizar que más allá de su público objetivo, tampoco es una industria que rehúye a los desafíos narrativos de temas que por muchos años han sido considerados tabú. Un buen ejemplo de ello es Un disfraz para Nicolás, que inspirada en el libro Pablo y el baúl de Jaime Mijares, ahonda en los niños con síndrome de Down de un modo tan divertido como entrañable.

No es la primera vez que Fotosíntesis Media, estudio detrás de la película, realiza este tipo de esfuerzos. Ahí está su cinta debut, La increíble historia del niño de piedra (2015), que toca sentimientos tan naturales como la molestia y el desencanto de los más pequeños, o la posterior El ángel en el reloj (2017) centrada en el cáncer infantil. 

Estas propuestas, tan inusuales no sólo en la animación, sino en toda la industria audiovisual, no han pasado desapercibidas entre los titanes del entretenimiento. Tal es el caso de Disney, que recientemente llego a un acuerdo con Fotosíntesis Media para la incorporación de Un disfraz para Nicolás en su catálogo de streaming. Una oportunidad de oro para que la película llegue a más personas y para que el joven estudio mexicano alcance la consolidación.

Ni qué decir de los distintos certámenes que han avalado la calidad y la enorme trascendencia de la que se ha ganado a pulso el ser considerada entre las películas animadas más importantes del año. Tal es el caso de los Premios Platino 2021 que reconocen lo más destacado del cine iberoamericano y donde compite en la categoría de Mejor película de animación.

Radix estuvo presente en este último evento y tuvo la oportunidad de hablar con el escritor y productor Miguel Ángel Uriegas, así como con el productor Eduardo Jiménez Ahuactzin sobre los logros cosechados por Un disfraz para Nicolás y la importancia de contar historias que vayan más allá del simple entretenimiento y que también cuenten con mensajes que nos ayuden a mejorar como sociedad.