El director Nuno Beato está convencido de la importancia de que “la historia gane realmente identidad, que gane alma, porque si le quitas eso pierde vida”. Su ideología no se limita a las palabras, sino que se extiende por su obra, tal y como lo demuestra en la película Os Demónios do Meu Avô.

La coproducción entre Portugal, España y Francia parte de una inquietud fundamental de la actualidad: hay que mirar al frente, pero sin perder de vista nuestras raíces. En un mundo cada vez más globalizado, ésta ha sido una de las mayores preocupaciones de las industrias culturales, que han realizado toda clase de esfuerzos por preservar las identidades nacionales. La animación ha participado activamente en la misión, lo que puede apreciarse en incontables producciones de nuestra región.

En el caso de Os Demónios do Meu Avô, el objetivo se logra con la presentación de una joven arrastrada por una existencia vertiginosa que no se detiene ante nada ni nadie. Por esto, la chica colapsa cuando recibe una noticia que sacude su mundo, una que la obliga a mirar a su interior, pero también a su pasado y sus raíces. Es aquí donde se encuentra el secreto para el tan necesario reencuentro con ella misma.

Un mensaje sumamente valioso que no se queda en la narrativa ni en su técnica stop motion, sino que se extiende por el valor de numerosos elementos simbólicos entre los que sobresale el barro. Sí, ese material ancestral que en la cinta es usado para moldear a los demonios titulares, pero también para la construcción de los hogares y sus decorados. Es, después de todo, una extensión de esa tierra a la que llamamos hogar.

Ya lo dice el realizador del filme: “hay que buscar identidad. Si le buscamos identidad seguro que le vamos a añadir algo”.

Radix habló en exclusiva con Nuno Beato, director de Os Demónios do Meu Avô. El cineasta compartió distintos detalles en torno a su entrañable primer largometraje, su pasión por el stop motion, así como sus opiniones sobre el buen paso de la animación portuguesa, aunque eso sí, sin perder de vista lo que falta para alcanzar la tan anhelada consolidación. Una que, de continuar con este buen ritmo, estamos convencidos que no tardará en llegar.