Bitbang cumple diez años. El festival alcanza de este modo un punto de madurez con el que se consolida entre los eventos de animación más importantes de Argentina y toda Iberoamérica. Uno que ha puesto en valor el arte animado de corte autoral y experimental.

“Estoy entre caótico, intenso, ecléctico”, se debate su directora artística, Bárbara Cerro, cuando le preguntamos sobre el rasgo que ha definido la identidad del certamen a lo largo de este tiempo. “Por sobre todo rescato la comunidad. Lo que hizo que creciera el festival al no tener apoyo. [Todo] lo hace la gente porque quiere participar y contribuir a que la animación siga creciendo”.

La década llega acompañada de estupendas noticias: la obtención del estatus calificador al Oscar en la categoría de Mejor cortometraje de animación. No ha recibido uno, sino dos boletos, concretamente para los ganadores sus secciones de cortometraje internacional y latinoamericano. Vale la pena recordar que este último garantiza una plaza para nuestras industrias en la búsqueda del galardón cinematográfico más popular del mundo. El reconocimiento empieza a operar desde esta edición 2024, con miras a los Premios de la Academia 2026.

No todo es alegría. La celebración por los diez años se da en un contexto turbulento, enrarecido y plagado de incertidumbres para la cultura argentina. Esto tras una serie de polémicas medidas por parte de las autoridades y que han repercutido en diversas industrias como la animada. Una situación que hace que la organización del festival sea más compleja, pero también más necesaria que nunca.

Radix habló con Bárbara Cerro, directora artística de Bitbang, quien compartió con nosotros un recorrido a través de los diez años del festival: los logros alcanzados, los retos enfrentados y el camino hacia una identidad muy propia que ha sido clave para que el festival ocupe un lugar entre los encuentros cinematográficos más destacados de toda nuestra región.