Adrià García: «Las limitaciones potencian la creatividad»
El director comparte en entrevista los secretos, retos y pasiones detrás de El tesoro de Barracuda.
6 de octubre de 2025Por Viridiana Torres

La última vez que conversamos con Adrià García, el director de la tan querida Nocturna, nos comentó, “mi ambición siempre ha sido trabajar el 2D para buscar un camino diferente”. ¡Vaya que lo ha logrado! Así lo confirma con la realización de su nuevo largometraje, El tesoro de Barracuda.
La película, adaptación del libro infantil escrito por Llanos Campos, nos presenta al capitán Barracuda y su obsesión por encontrar el tesoro más codiciado por todos los piratas. Un objetivo que solo podrá concretarse con la ayuda del más inusual polizón: Chispas, la única que sabe leer de toda la tripulación y, por ende, la única capaz de descifrar el mapa del tesoro.
Radix zarpa rumbo a la aventura con Adrià García, director de El tesoro de Barracuda, quien nos comparte en entrevista los secretos, retos y pasiones de su más reciente largometraje.
Mirando atrás en tu filmografía, Nocturna se ha convertido en una película muy querida entre las audiencias. ¿Cómo asumiste el volver a dirigir un largometraje tantos años después con El tesoro de Barracuda?
La voluntad de volver a dirigir un largo es algo que he mantenido, uno de los formatos que más me interesa. Sin embargo, los largometrajes de animación son proyectos grandes que necesitan que se alineen muchos factores para poder financiarse y ponerse en marcha.
Después de terminar Nocturna formamos Headless Studio con la voluntad de lanzar y desarrollar ideas propias, pero nunca llegaron a fructificar. He tenido la suerte de poder trabajar en otros formatos y seguir aprendiendo proyecto a proyecto. Hasta que Valérie (Delpierre de Inicia Films) me propuso intentar sacar adelante El tesoro de Barracuda como un largometraje de animación y volver a dirigir.
El tesoro de Barracuda es un proyecto ambicioso tanto en lo narrativo como en lo visual. Desde el punto de vista de dirección, ¿cuál fue el mayor reto técnico o artístico al llevar la historia a la pantalla?
Quería mantener el espíritu del cuento ilustrado y a la vez sentir que la película era una experiencia cinematográfica, una aventura emocionante con ritmo e intensidad. Ese equilibrio entre la calidez de la ilustración manual y los códigos de una aventura de piratas, utilizando además una técnica 2D con unos recursos que no eran los de una superproducción hizo que la producción fuese todo un desafío. Encontrar ese punto justo, tanto visual como narrativo, costó mucho. Pero confirmó la idea de que las limitaciones potencian la creatividad.
Visualmente, la película tiene una identidad muy marcada. ¿Cómo fue el proceso de traducción del universo ilustrado por Júlia Sardà al lenguaje de la animación sin perder su textura y expresividad?
Más que en los diseños concretos, las ilustraciones del libro fueron una fuente de inspiración en cuanto al tipo de aproximación visual. Hemos intentado utilizar recursos que realzan la naturaleza gráfica del dibujo y la ilustración. El uso de proporciones extremas, las formas exageradas o la presencia del detalle de pincel y la línea, así como las perspectivas distorsionadas o directamente imposibles realzando el aspecto 2D dibujado o pintado. En la composición, tanto de formas como de color, buscamos un enfoque más expresivo que realista. Todo esto nos ayudó a preservar la esencia de la ilustración original.
En una industria que sigue apostando fuerte por el 3D, ¿por qué te decantaste por el 2D? ¿Qué riquezas crees que esta técnica aporta al filme?
El 2D es lo que nos permitía acercarnos de manera más natural a un acabado que recordase a la ilustración. Se puede conseguir algo parecido con un tratamiento de 3D no realista, pero es un proceso complejo y en el que no está tan presente la idea del dibujo salido directamente de la mano del artista. Me gusta poder sentir que lo que vemos en pantalla son dibujos. Hay una conexión más directa entre lo que está haciendo el artista y lo que vemos en la pantalla. es algo que se siente en la imagen y la hace más cercana, más cálida.
Chispas es una protagonista poco convencional para una historia de piratas. ¿Cómo fue el proceso de dar forma a su carácter en la animación, tanto a nivel visual como emocional?
Era un personaje muy atractivo con el que trabajar, porque más allá de ser tenaz e impetuosa, tiene un recorrido interior que intenta ocultar para no sentirse vulnerable. Vemos también que no es implacable y que comete algunos errores, lo cual la hace más compleja y humana. Esa ambigüedad nos permite empatizar con ella
Visualmente, buscamos reflejar esos matices en su diseño. No queríamos un personaje estereotipado ni simplemente “bonito”, sino reconocible, con consistencia en su mirada y su lenguaje corporal. Que no fuese excesivamente complejo en su dibujo para poder centrarnos en trabajar la expresividad. Una de las premisas que nos impusimos en el diseño es que debían ser personajes muy icónicos y que resultasen relativamente fáciles de dibujar. No queríamos que la pelea del animador por conseguir un dibujo “bonito” impidiese dedicarle tiempo a encontrar la expresividad.
En una época donde los referentes femeninos están en revisión, ¿qué crees que aporta Chispas como modelo de liderazgo y aprendizaje para las audiencias?
Chispas es un personaje que ha aprendido a tomar sus propias decisiones y a seguir su propio camino, incluso si eso conlleva salirse de lo convencional. Empieza la historia en el momento en que ha tomado la decisión de seguir su propio camino y a través de la aventura aprende que tal vez deba replantearse sus objetivos, hay que mantener una mente y saber elegir dónde quiere estar, en qué quiere convertirse, quien quiere ser, al fin y al cabo. Creo que esa idea siempre es poderosa.
¿Por qué crees que es tan poderoso que una historia de piratas —normalmente asociada con aventuras externas— se convierta también en una aventura de conocimiento y de lectura?
Ese aspecto es precisamente lo que le da una identidad propia a la historia y hace que no se convierta en algo más que otra historia de piratas. La idea de la lectura como elemento transformador y del libro en si como objeto casi mágico, la historia dentro de la historia …. Es todo un hilo conductor, una especie de juego que ayuda a dar una unidad y un sentido global a la película a la vez que transmite una idea hermosa sobre el poder de la lectura poniendo en valor esta idea de descubrimiento y transformación a través del hecho lector.
En un mundo dominado por lo audiovisual, ¿fue un reto transmitir la emoción del descubrimiento de los libros a través de la animación?
Si, totalmente, por eso hemos intentado que ese aspecto visual se desvinculase un poco de la estética 3D y que se quedase en un punto a medio camino entre el libro ilustrado y el cine. Además, creo que el propio hecho de que nuestra historia se basa también en un libro añade un juego metanarrativo interesante, porque igual que la de Krane, la historia de Barracuda también merece ser contada de manera escrita y también es un lugar donde rebuscar tesoros. En ese sentido, la película se convierte también en una invitación a buscar más historias en los libros.
El universo de El tesoro de Barracuda se siente amplio, con personajes carismáticos y mucho margen para seguir explorando. Desde tu mirada como director, ¿ves potencial para una secuela o incluso una expansión del universo, ya sea en formato de serie, cortometraje o nuevo largometraje?
De manera informal, sí. Hemos llegado a comentar esa idea de que ahora que el universo está en marcha y que tenemos todos esos personajes sería bonito continuar con más historias, darles más tiempo para explorar sus propias historias y poder profundizar. Ver qué camino sigue Chispas después de nuestro final. Después de cada proyecto siempre queda la sensación de querer volver a hacerlo, aplicando todo lo que hemos aprendido. Por ahora es solo un gran “ojalá”, claro.
Para terminar, la última vez que hablamos dijiste que “ojalá [El tesoro de Barracuda] tenga la repercusión para encontrar ese sitio en el panteón de clásicos piratas”. Ahora que la película está terminada, ¿qué dirías que aporta a la mitología pirata tan querida por lectores y cinéfilos de todo el mundo?
Hemos conseguido una historia que, sin salirse del género y conservando los rasgos que lo hacen tan atractivo, tiene también una parte tierna, más amable, que puede conectar con las inquietudes del público más joven. Partíamos de la idea de realizar una aventura sin pretensiones intensa pero accesible al público familiar y creo que además transmite un mensaje positivo que invita también a los espectadores a sentir que ellos a protagonizar su propia historia.
Todo esto lo hemos contado con una técnica 2D y un estilo visual que no intenta imitar a otros sino buscar su propia identidad. Siento que hemos conseguido un proyecto un poco diferente, singular, que espero que encuentre su propio lugar.