David Lynch ha fallecido a los 78 años. El cineasta alcanzó fama mundial con títulos como Eraserhead (1977), Blue Velvet (1986), Twin Peaks (1989) y Mulholland Drive (1991), por nombrar algunos. Menos conocidas, aunque igual de importantes fueron sus inmersiones en la animación, ya que todas fueron decisivas en su trayectoria.

De hecho, su pasión animada era tal que dedicó buena parte de sus últimos meses a buscar apoyos para la realización del largometraje Snootworld, cuyo guion fue escrito hace aproximadamente veinte años con Caroline Thompson, guionista de clásicos como The Nightmare Before Christmas y Edward Scissorhands.

El realizador declaró en 2024 que “no sé cuándo comencé a pensar en Snoots, pero hacía estos dibujos de Snoots y luego empezó a surgir una historia”. Fue así como nació un cuento de hadas que conquistó la atención del creativo. “Me gusta esta historia. Es algo que tanto niños como adultos pueden apreciar. En realidad, nunca he hecho una animación directa, pero hoy en día con las computadoras es posible hacer cosas espectaculares” [vía].

Por su parte, la escritora explicó que “los Snoots son estas pequeñas criaturas que tienen una transición ritual a los ocho años, momento en el que se vuelven más pequeños y son enviados fuera durante un año para que estén protegidos. El mundo entra en caos cuando el héroe Snoot de la historia desaparece en la alfombra y su familia no puede encontrarlo y entra en un mundo loco y magnífico”. Aseguró además que “me sorprende lo disparatada que es [la historia]”.

La última noticia que tuvimos de Snootworld fue a mediados de 2024 cuando el propio David Lynch compartió que el proyecto había sido rechazado por Netflix. “Es una historia pasada de moda y la animación actual se trata más de bromas superficiales”, declaró en aquel momento. “Los cuentos de hadas pasados ​​de moda se consideran gimientes: aparentemente la gente no quiere verlos. Ahora es un mundo diferente y es más fácil decir no que decir sí”.

Nunca reveló si la dirección estaría en sus manos o en las de alguien más. De hecho, su intención era darle el proyecto a su hija Jennifer, pero tenía tantos compromisos “que finalmente pensó que sería mejor que yo o alguien más la dirigiera”. El deceso del cineasta, sin embargo, podría convertir el proyecto en una nueva prioridad para la creativa.

El legado animado de David Lynch

Resulta curioso que la animación se encontrara entre los últimos esfuerzos realizadores de David Lynch, más aún si consideramos que el prestigioso cineasta comenzó su carrera por esta misma vía con el corto stop motion Six Men Getting Sick (Six Times) estrenado en 1967. Un par de años después, el artista regresó a la senda con The Alphabet, mientras que en 1970 aprovechó sus dotes para el ambicioso híbrido The Grandmother.

Tuvieron que pasar más de treinta años para que el director regresara a la animación. Lo hizo con una ecléctica webserie de ocho episodios que no tardó en alzarse con el estatus de culto: DumbLand (2002). Concebida como una dura crítica a la denominada basura blanca estadounidense, el creativo fue responsable de la producción, la dirección, el guion, las voces, la animación… basta decir que su nombre es el único que figura en los créditos. Nunca buscó apoyos para su distribución, ya que siempre contempló su estreno gratuito en internet.

Con el tiempo tuvo otras inmersiones eventuales en el arte animado, como el videoclip I Touch a Red Button que dirigió para Interpol en 2011 o el cortometraje Fire (Pozar) estrenado en 2020.

A esto sumemos su paso por artes hermanas como la tira cómica con The Angriest Dog in the World, creada por David Lynch y publicada por casi una década de 1983 a 1992.

Se ha ido un grande en la historia del cine, pero es importante decirlo, también un grande en la historia de la animación.