Radix

Desde la raíz

¿Cómo hacer un proyecto animado de manera individual? Con Alex Rey

El director, productor, guionista, animador... de Phonorama comparte su método para realizar un proyecto animado sin un equipo.

18 de enero de 2023
Por Luis Miguel Cruz
Compartir

La animación es un trabajo en equipo, pero hay ocasiones en las que esto no es posible. Aunque es comprensible que la falta un crew sea visto por muchos como un obstáculo insuperable, son muchos los que han demostrado que es posible hacer un proyecto animado de manera completamente individual. Tal es el caso del español Alex Rey.

El creativo es responsable de cortos como Metáfora (2014), Tetas (2017), La importancia de llamarse Amancio (2018), La increíble vacuna del Dr. Dickinson (2020) y Phonorama (2022), entre muchos otros títulos. En cada uno de ellos ha fungido como director, productor y guionista, algo que no es del todo inusual, al menos hasta que también añadimos otros cargos como diseñador, animador, actor de voz, editor y más.

Razones hay muchas. En su caso concreto, admite que “no me siento cómodo involucrando a gente en un en la creación de un corto si no puedo pagar. Entonces al no tener presupuesto ni tener tampoco una red de personas técnicos especializados, me había empujado a hacer mi primer corto de animación por pura necesidad, porque simplemente quería saber si era capaz de escribir un guion y quería saber si podría funcionar”.

No sólo sucedió, sino que el creativo le encontró algunas ventajas que no había considerado al inicio. “Me sentía más cómodo empezando a hacerlo yo solo para no tener que estar coordinando agendas con otras personas”, admite. “Digamos que, al tratarse de un experimento, me sentía más cómodo si lo hacía yo solo a mi aire, administrando los tiempos y sacando el tiempo también de donde pudiera”. Algo fundamental, ya que le permite combinar su pasión animada con su vida personal y su trabajo como ilustrador.

 

Caminos para la animación individual

No existe una receta para la creación de una obra artística. Sin embargo, nunca está de más conocer los procesos seguidos por los especialistas. En el caso de un one-man army de la animación como Alex Rey, todo empieza desde la concepción de la historia. “Siempre estoy atento a cosas que me pasan y que me parecen graciosas”, explica. “Yo trabajo sobre todo el humor. Entonces estoy atento a cosas que me parecen graciosas o a gente que conozco que le ocurren cosas y me lo voy metiendo aquí en la coctelera. Y entonces un buen día, pues surge la chispa y digo ‘esta es una idea por la que merece la pena invertir un tiempo’. Esto me pasó con Phonorama. Me ocurrió una cosa con una operadora de telefonía y me pareció que de ahí podía sacar algo. Entonces al día siguiente me puse a escribir el guion”.

Es aquí cuando surge la primera gran variante en el método del español. Lejos de hacer varias revisiones meticulosas de su texto, sólo hace una para confirmar que no haya incongruencias. En vez de esto, procede a la grabación de los diálogos para descifrar la duración y el ritmo, pues “el esqueleto siempre empieza con la pista. Yo trabajo sobre eso”.

En el terreno visual, sobresale que Alex Rey no trabaja con storyboards ni animatics porque “dispongo de muy poco tiempo. Entonces perdería el doble de tiempo en hacerlo”. No considera que saltarse un paso fundamental en producciones convencionales le represente un problema, pues como “no se lo tengo que explicar a nadie del equipo, porque no hay equipo, yo lo tengo aquí [señala su cabeza] y lo voy meditando durante el día. Entonces no lo veo necesario”.

En vez de esto, pasa directamente al dibujo de personajes y escenarios, y posteriormente a la animación. La retroalimentación también la deja para el final porque “todo el mundo tiene su opinión de las cosas y me perdería en un juego absurdo de ver a quién va a contentar más mi guion. Prefiero, para bien o para mal, que sea 100% como yo lo haría”.

El tiempo de producción puede variar, pero en su más reciente trabajo tomó aproximadamente cuatro meses. Es consciente de que la brevedad se debe en buena parte a la sencillez de los movimientos en sus personajes, pero aun así la efectividad puede avalarse en una filmografía integrada por casi diez cortometrajes y que le ha dejado numerosos reconocimientos en diversos festivales.

 

Exaltar fortalezas y reducir debilidades

La industria animada se rige por áreas de especialidad, pero es imposible ser un experto en todo cuando se trabaja solo. Por esto mismo es importante que el artista sepa identificar sus fortalezas para sacarlas a relucir lo más posible, así como sus debilidades para minimizarlas cuanto sea posible. Alex Rey sabe muy bien cuáles son las suyas.

“No puedo hacer grandes alardes de animación”, asegura “pero sí creo que tengo un sentido del humor muy desarrollado y una capacidad de hilar unos diálogos que te mantengan tan atento que tú no ves que apenas se está moviendo”. No es algo que deba tomarse a la ligera, pues contribuye a que el espectador se enganche de lleno con la historia, sin siquiera darse cuenta de que la animación se reduce casi completamente a las cabezas, las bocas y las extremidades superiores de los personajes, así como que las acciones cambian poco o nada de lugar. Una destreza narrativa envidiable.

También resalta el diseño, favorecido por la experiencia del entrevistado en el terreno de la ilustración. Asegura que no le gusta explayarse en lo estético porque “voy a voy a intentar competir en una liga en la que no puedo competir”, pero también admite que desde hace tiempo ha encontrado el modo de “poder trabajar con muchísimo detalle todos los fondos y recrearme y meter detalles que a lo mejor sólo va a ver un espectador. Ya con eso me doy por contento”.

Eso sí, sugiere avanzar lo más rápido posible, pues el dedicar mucho tiempo por mucho tiempo a cualquier área de la producción puede tornarse desgastante y atentar directamente contra el material. “Cuando yo me embarco en la creación de uno de estos cortos donde tengo que hacerlo todo, hay un momento del proceso que estoy agotado mentalmente y que desearía mandarlo a la mierda y hacer otra cosa”, confiesa. “Entonces prefiero pasar siempre al siguiente paso y al siguiente y al siguiente, dejando errores ahí atrás. No me exijo demasiado en ese sentido, pero sí que es verdad que con cada corto me anticipo y procuro hacerlo mejor para no dejar tantos fallos”.

Más allá del agotamiento natural, siempre está interesado en aprender. En su caso, tomó un curso de realización cinematográfica en cuanto a empezó a interesarse en el área. También recomienda ver mucho cine y dicho sea de paso, estar pendiente de todo lo que sucede alrededor. En el panorama personal y cultural, ya que absolutamente todo puede servir para la concepción de una historia.

 

Orden, orden y más orden

Aunque es un hecho que los procedimientos animados varían de producción en producción, muchos artistas al interior de la industria coinciden en que la mejor manera de sacar avante cualquier proyecto ya sea corto, serie o largo, es siendo sumamente ordenado. Alex Rey coincide y admite que “esa es una de las pegas de trabajar solo. Que estoy tan volcado en el proceso creativo y en terminar el corto, que por el camino pierdo muchos detalles. A veces cuando he terminado descubro errores que me cuesta muchísimo trabajo remendar o disimular o incluso cambiar”.

Por esto mismo reconoce que “si hubiera tenido más gente conmigo, quizás me habrían dicho ‘oye, esto había que revisarlo’ y me habría ahorrado un par de semanas de trabajo extra. Hay que ser ordenado”.

Entre bromas admite que él no lo es del todo, pero su aseveración es desafiada cuando comparte algunos detalles que pueden parecer intrascendentes, pero que funcionan en su modo de trabajar y que son decisivos para los buenos resultados. Ejemplo de ello son los recordatorios que utiliza en sus ilustraciones y que contribuyen a la creación de una obra rica en detalles que en ocasiones pasan desapercibidos para la audiencia, hasta que el guion te obliga elegantemente a mirarlos. Phonorama es un ejemplo de ello.

 

Hacer animación de manera individual es posible

Si bien Alex Rey se ha especializado en la realización de cortometrajes, considera que también se pueden hacer series y largometrajes animados en solitario. “Lo único que hace falta es más tiempo”, advierte. También menos estigmas entre público y canales de distribución, pues en el caso de estos últimos admite que “quizá las estructuras más altas de producción estarían muy sorprendidas de ver como se hace y desconfiaría con razón no, porque están acostumbradas a un modelo, pero estoy convencido de que se puede”.

Finalmente, cierra con una recomendación importante para todos aquellos que están considerando aventurarse en la animación, ya sea individual: “persevera”. Esto recordando que los primeros proyectos no siempre capturan el talento y el entusiasmo de los responsables. “Tienes que aprender. Todavía estás muy verde, tío”, asegura el español. “Es un punto en que puedes decidir dejarlo para siempre o seguir y seguir y seguir. Aunque tu primer trabajo sea una basura, da igual, es la primera piedra. Sin esa piedra no vas a llegar a más arriba. Hay que perseverar aunque te cueste años”.