Crítica: SuperKlaus
Más allá de los superhéroes, sobresale por su exaltación de valores primarios altamente necesarios en un mundo que luce cada vez más ensimismado.
4 de diciembre de 2024Por Luis Miguel Cruz
Los superhéroes han dominado el entretenimiento de una manera tan importante durante el último cuarto de siglo, que es casi incomprensible que no hayamos visto una producción que combine a estos personajes con la Navidad. No con la temporada decembrina como simple escenario, sino como un elemento central cuyas propiedades se tornen decisivas para la construcción de mensajes muy concretos. Algo que realmente merezca la etiqueta de película navideña. Una posibilidad que se concreta desde la vía de la animación iberoamericana con SuperKlaus.
La película inicia en dos territorios distintos pero entrelazados entre sí. Por un lado tenemos a Billie, una niña ansiosa de pasar más tiempo con sus padres que trabajan incansablemente en sacar adelante un proyecto tecnológico de carácter social que debe estar listo para las fiestas; por el otro está Papá Noel, quien fantasea con la posibilidad de ser un superhéroe televisivo inspirado en su persona, un sueño que se hará realidad en su mente tras sufrir un accidente que lo deja algo confundido sobre su identidad y que pone en riesgo su tradicional reparto de regalos. El punto de conexión es SuperKlaus, personaje de una exitosa franquicia cinematográfica y que es idolatrado por nuestros dos protagonistas. Tras un inesperado encuentro, la pequeña no sólo deberá ayudar a Santa Claus a recuperar su identidad, sino también a evitar que un malévolo empresario asuma el control del Polo Norte durante la crisis.
La descripción anterior es suficiente para entender las razones por las que el largometraje dirigido por Steve Majaury y Andrea Sebastiá es cine navideño en estado puro y no una película de superhéroes que se desarrolla durante las fiestas. De hecho, estos personajes ni siquiera existen realmente dentro de este universo y sólo son un medio para abordar una serie de temas imperecederos dentro del mundo en que vivimos. Algo similar a lo que Jingle All the Way hizo en su momento con Turbo Man.
“Quien ayuda a los demás es el verdadero superhéroe” clama uno de los personajes en un momento clave de la historia. La aseveración se alza como eje fundamental de una aventura donde la bondad es la línea que divide al bien del mal. A diferencia de muchos otros audiovisuales que cuentan con Papá Noel entre sus protagonistas, SuperKlaus no aprovecha al símbolo navideño para demostrar su punto. Más bien se decanta por Billie, quien no vacila en sacrificar lo más preciado para ella cuando se trata de ayudar al prójimo. Una forma de ser que ha sido claramente inculcada por sus padres, cuyo exceso trabajo no es representado como una forma de abandono como sucede en tantos audiovisuales contemporáneos, sino como un esfuerzo necesario para la construcción de un mundo mejor.
Esta noble naturaleza contrasta con la de Fafnir, un fabricante de juguetes cuya ambición, tan desmedida como incorregible, puede verse como una personificación del consumismo que impera en la actualidad y que tiende a dispararse en las fechas decembrinas, justo cuando que los valores que debían regir las fiestas se difuminan ante las leyes de la oferta y la demanda. Su construcción es estereotípica en muchos sentidos, un hombre de negocios que hará todo por alcanzar sus oscuros objetivos, pero funciona perfectamente dentro de la construcción del filme.
La baraja de personajes es complementada por Leo y Albert: el primero es un elfo temeroso de las consecuencias de la crisis navideña; el segundo es un noble reno con sobrepeso por su afición a las golosinas. Ambos fueron concebidos como sidekicks, pero sus respectivas características les conceden una gran importancia dentro de la historia. Lamentablemente no podemos decir lo mismo de C.A.R.L., asistente tecnológico de Billie y cuya principal función es exaltar la destreza tecnológica de toda la familia ante los ojos de la audiencia.
En los apartados artísticos, la película sobresale en su diseño de vestuario, concretamente en el atuendo de SuperKlaus. El filme deja atrás las telas lisas que han caracterizado a tantos superhéroes animados a través de los tiempos y se inclina por prendas texturizadas como las vistas en tantas adaptaciones contemporáneas en acción real de Marvel y DC. Un detalle sutil, pero que contribuye a la reinvención de Papá Noel dentro del imaginario. No es la única referencia a los comics, ya que muchos de los escenarios urbanos emulan la estética de incontables impresos y sus adaptaciones más clásicas como la serie Batman protagonizada por Adam West.
En los técnicos, por su parte, destacan los usos arriesgados de la cámara. Consciente de que una historia de este tipo exige tintes de acción, la producción recurre a la visión subjetiva en algunas escenas de alta intensidad, casi todas relacionadas con el vuelo del trineo. Esto resulta en momentos altamente inmersivos que se ven fortalecidos con la proyección en la gran pantalla.
El resto de elementos son cumplidores. La propia animación es buen ejemplo de ello, pues algunos de los movimientos más arriesgados batallan en las curvas y la velocidad. Estos tropiezos atentan por momentos contra la ilusión de vida, pero no repercuten realmente en la experiencia ni el disfrute.
Finalmente, no podemos olvidarnos del ingenio mostrado en la referencias. Hay de comics, como las claras alusiones a Iron Man en el estilo de vida de Billie y familia. También navideñas, con un Fafnir que no le pide nada a Scrooge, o el supervillano Grumpus cuyo nombre se deriva de la fusión del Grinch y el Krampus.
Dirigida primordialmente al público infantil, SuperKlaus es una buena adición al catálogo de cine navideño con el que nos deleitamos cada año. Su naturaleza fantástica, sus simpáticos personajes y sus coloridos escenarios son suficiente para enganchar a su público, pero su verdadero impacto radica en su exaltación de valores primarios altamente necesarios en un mundo que luce cada vez más ensimismado, y claro, en su curiosa actualización del máximo símbolo de la temporada.
Ficha técnica
- Título SuperKlaus
- Dirección Steve Majaury (Kitti Katz), Andre Sebastiá (ópera prima)
- Año 2024
- País España, Canadá
- Voces José Ángel Juanes, Lucía Pérez, Abraham Aguilar