Crítica: Robot Dreams
Una tesis sobre la amistad y el compañerismo en su estado más puro, y una de esas obras que prometen cambiar el rumbo de la animación.
5 de diciembre de 2023Por Luis Miguel Cruz
Si hay algo que caracteriza a la filmografía de Pablo Berger es su condición de inclasificable. Hablamos del director que convirtió el cuento de Blanca Nieves en un drama taurino silente y al mágico desafío de una boda en la búsqueda desesperada de una oscura entidad. Con Robot Dreams no hace sino continuar esta tendencia, apoyándose en la novela gráfica de Sara Varon para un filme impregnado de tintes dramáticos, pero que nunca se olvida de la buddy comedy, uno que además debe mucho a la fantasía, pero sin hacer a un lado su carácter sci-fi. Tan es así, que incluso es difícil verlo sin preguntarse si es que sueñan los androides con ovejas eléctricas. Ahora tenemos más claridad en esta interrogante imposible: realmente sueñan con viejos amigos.
La historia nos adentra en un mundo habitado por todo tipo de animales antropomorfos. Es sí como conocemos a Dog, un perro que vive en la más absoluta soledad: sin pareja, sin amigos y con el televisor como su único compañero. Por eso, cuando ve un anuncio publicitario sobre compañeros robóticos, no vacila en hacerse con uno. Su felicidad es total con Robot, ya que por primera vez es capaz de disfrutar de esa compañía que nunca había tenido, pero todo se viene abajo luego de una fatídica visita a la playa.
Los amantes del material fuente pueden estar tranquilos al tratarse de una adaptación sumamente fidedigna. Algo que no evita que el cineasta se adueñe de la historia y le dé numerosos retoques en diseño de personajes, incorporación de guiños y referencias, e incluso la supresión y adición de secuencias. Suena avasallante, pero todos y cada uno de los cambios se sienten tan orgánicos que resultan imprescindibles para dotar de mayor profundidad a los protagonistas, la crisis que atraviesan y el mundo en que habitan.
Partamos con la dupla central. Sus bases son exactamente las mismas que las del impreso, pero Pablo Berger potencia el sufrimiento que atraviesan con una mayor expresividad en sus miradas y con secuencias que exaltan mejor sus contrastes emocionales. Para ello se apoya en sus respectivas vivencias y anécdotas, pero también en elaboradas secuencias inspiradas en los alegres musicales de antaño y cuyas abruptas culminaciones no hacen sino dar un duro golpe de realidad.
Caso similar al del escenario de la historia. La novela gráfica de Sara Varon no se desarrolla en una ciudad en particular, pero el cineasta español traslada las acciones a Nueva York con tal destreza que ambas partes terminan tornándose inseparables. Lo hace apoyándose en el talento del diseñador de producción José Luis Ágreda, quien desecha esa eterna concepción hollywoodense centrada en la espectacularidad visual de los puntos turísticos para trasladarnos a las calles que permiten ver el día a día de los habitantes. Esto no impide que la obra refleje la belleza y grandeza de la urbe de hierro cuando así lo requiere la historia, como sucede en algunas escenas que muestran el Puente de Queensboro en todo su esplendor para remitir directamente a Manhattan de Woody Allen. Ya que estamos en esto, es justo decir que Robot Dreams ofrece la visión más hermosa de esta gran ciudad desde los principales clásicos del cineasta estadounidense.
La construcción no se limita a lo visual, sino que se complementa desde el sonido. En este caso, el crédito corresponde a Fabiola Ordoyo y el resto del equipo sonoro, quienes inundan las imágenes con voces, pasos, autos y otros ruidos ininteligibles propios de una urbe que nunca se detiene. Una labor tan compleja que casi es posible cerrar los ojos e imaginarse en la gran ciudad, algo que sólo había sido posible desde que Roma de Alfonso Cuarón nos adentró en las calles de la Ciudad de México. Mención especial para una música meticulosamente seleccionada y que convierte el tema September de Earth, Wind & Fire en uno de sus mayores emblemas.
Todo esto deja claro que estamos ante una grandísima película, pero el paso decisivo para convertirse en obra maestra llega con elementos más bien intangibles y que sólo pueden ser trabajados por estupendo cineasta. Nos referimos, por supuesto, al manejo de las emociones de la trama y que terminan impactando de lleno en el público. Es un filme capaz de arrancar sonrisas con los disparates de la dupla, pero también lágrimas ante la cátedra de humanidad que ofrece. Una tesis sobre la amistad y el compañerismo en su estado más puro y sin importar las circunstancias. El que se vive en el momento, por el que se lucha en la adversidad y el que prevalece en el recuerdo para toda la eternidad.
El mensaje se fortalece con símbolos tan poderosos como el deslavado pecho de Dog cuando es inundado por la añoranza. También con un aura de nostalgia que impregna la producción desde su primer minuto ante la continua representación de aquellos buenos tiempos que se han ido para siempre. Un ejemplo sencillo, pero concreto, es que a diferencia de muchos otros realizadores, Pablo Berger no vacila en incluir a las Torres Gemelas en sus cuadros. Gigantes cuya presencia nos dejan claro que el argumento se desarrolla en una época menos compleja y dolorosa que la actual.
Como toque final, no podemos dejar de referirnos a los incontables easter eggs que brindan un deleite adicional. Como la presencia de los apellidos Varon y Berger en distintos puntos de la obra; referencias que van de lo clásico con Frankenstein y El mago de Oz a lo pop con Batman y Freddy Krueger; la hispanidad cortesía de Naranjito; y la elegancia metanarrativa plasmada en uno de los más memorables rompimientos de una cuarta pared de los que tengamos memoria.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? No lo sabemos a ciencia cierta, lo que sí sabemos es que Pablo Berger nos pone a soñar con una Robot Dreams que deambula muy cerca de la perfección. Una de esas obras que prometen cambiar el rumbo de la animación, no sólo iberoamericana, sino de carácter global.
Ficha técnica
- Título Robot Dreams
- Director Pablo Berger (Abracadabra)
- Año 2023
- País España, Francia
- Técnica 2D