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Críticas

Crítica: O Menino Maluquinho

La adaptación a la obra de Ziraldo hace que lo difícil parezca sencillo.

7 de noviembre de 2022
Por Luis Miguel Cruz
Crítica: O Menino Maluquinho
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Existe la creencia de que trasladar un cómic a la pantalla es más sencillo cuando se hace desde la vía animada. No lo es. Como cualquier otro proyecto, la producción debe descifrar la manera de emular la esencia del material original, lo que puede complicarse todavía más ante los dilemas relacionados con la fidelidad en el terreno estético como sería el diseño o la elección entre técnicas 2D o 3D. Muchas adaptaciones han fracasado en el intento, incluso algunas de títulos clásicos. Por esto mismo tiene tanto mérito que O Menino Maluquinho, serie de animación brasileña inspirada en la obra de Ziraldo, logre el objetivo sin el más mínimo problema.

El show concebido por Carina Schulze es un deleite, al capturar perfectamente las aventuras y desventuras de un niño sumamente noble, pero cuyo exceso de imaginación y energía le meterá en todo tipo de apuros. Los aficionados del personaje no tardarán en percatarse que el proyecto de Netflix posee todo el encanto del impreso. Esto, sin embargo, no significa que estemos ante un título concebido exclusivamente para fans, ya que no hace falta ningún conocimiento previo del personaje titular para disfrutar con su alocada personalidad.

Si todo esto es posible se debe precisamente a la comprensión del material fuente, lo que simplifica el paso de O Menino Maluquinho a la pantalla. Primero, al desecharse la narrativa seriada en beneficio de la modalidad antológica, como si de un cómic se tratara. Situaciones finitas que no tienen necesidad alguna de ser extendidas.

A esto se suma su ritmo, algo de lo que se habla muy poco y que puede ser decisivo para el éxito o fracaso. Aquellos familiarizados con la obra de Ziraldo recordarán su marcha frenética conseguida con un amplísimo número de viñetas, casi todas del mismo tamaño y dotadas de diálogos cortos, las más mínimas acciones y el uso de colores vivos que alternan al fondo. La serie lo replica con numerosos cortes de edición y un sinfín de diálogos por parte del personaje central.

Hablando de este, no podemos dejar de alabar el respeto mostrado desde el terreno estético. La serie es una calca del impreso en cuanto a diseño se refiere, una sensación que se acentúa todavía con la elección de la animación 2D. Esto no significa que estemos ante una simple réplica, ya que el show obtiene su diferenciación desde los fondos y el uso de color. Los primeros, a diferencia de los originales que se caracterizaban por su simpleza, están saturados de todo tipo de objetos. Esto a su vez obliga a un mayor colorido, pero con la peculiaridad de que la paleta es ligeramente menos intensa que la vista en el material fuente. Elementos que, de nueva cuenta, contribuyen al ritmo vertiginosos de la historia y permiten que la animación se haga con su propia identidad visual.

Finalmente, pero no por ello menos importante, la personalidad de Maluquinho. Su bondad e inocencia no le impiden meterse en toda clase de aprietos tan hilarantes como absurdos al lado de sus inseparables amigos Julieta y Bocão. Una tercia que invariablemente sacará varias sonrisas por episodio como resultado de la conexión emocional con las audiencias: con los pequeños desde la identificación; con los adultos por su capacidad para hacernos recordar lo que era ser niños.

Es precisamente por esto que O Menino Maluquinho merece más que ser vista como una excelsa actualización del clásico brasileño. Más bien debe ser considerada su adaptación definitiva. Después de todo, ¿cuántas producciones pueden presumir de la capacidad de generar un incontrolable deseo de ponernos una cacerola en la cabeza para volver a disfrutar de la locura infantil?

Ficha técnica

  • Título O Menino Maluquinho
  • Creadora Carina Schulze
  • Año 2022
  • País Brasil
  • Técnica 2D
  • Voces originales Marcus Pejon, Carol Roberto, Ítalo Luiz
  • Disponible en Netflix