Crítica: O Cacto
Ricardo Kump debuta en la dirección por todo lo alto con una obra que nos lleva con destreza y tormento por los límites de la realidad y la ficción.
17 de octubre de 2023Por Viridiana Torres
Una vieja lámpara plagada de insectos que se devoran entre sí y un hombre que se somete a un intenso tratamiento con el fin de apaciguar el dolor que le atormenta. Los segundos iniciales de O Cacto, cortometraje debut de Ricardo Kump, son todo lo que se necesita para capturar nuestra atención. Ni esta capacidad de atracción, ni lo premonitorias que sus dos escenas iniciales, permiten anticipar la cruenta tragedia que se avecina para el personaje central. Nuestra recomendación es no intentarlo, sino simplemente dejarse llevar por lo visto en pantalla.
La obra adapta con fidelidad el cuento Ser polvo de Santiago Dabove, sobre un hombre enfermo de su sistema nervioso y quien queda paralizado en territorio hostil tras sufrir un accidente. Sus esfuerzos por sobrevivir y mantener la cordura se van difuminando conforme acepta que no tiene nada más por hacer salvo aceptar su situación. Un punto de partida tan complejo como desafiante, pero que el cineasta brasileño hace suyo gracias a su rica visión y profunda destreza.
Quizá la mayor virtud de O Cacto sea que la audiencia nunca puede estar segura de si lo visto en pantalla sucede en realidad o es producto de la imaginación de un sujeto atormentado. Esto hace que una historia dominada por el sufrimiento se torne agónica ante las inquietantes visiones que van aumentando en sus niveles de intensidad. Como una pesadilla de la que uno es incapaz de despertar.
Pero el director nunca se precipita en sus intenciones, es más bien meticuloso y aumenta paulatinamente la tensión desde diversos frentes, iniciando por el estético. Es común que la animación recurra a las artes pictóricas como fuente de inspiración, por lo que no es del todo sorpresivo que Ricardo Kump haga lo propio para su cortometraje. La diferencia radica en la manera en que lo hace, pues mientras otros creativos se decantan por la perfección visual, el brasileño se inclina por fotogramas que lucen como óleos maltrechos por el tiempo y con niveles de daños que aumentan conforme a los pesares del protagonista. Ni qué decir de los altos contrastes, con claroscuros que se manifiestan de lleno en los instantes posteriores al percance y que anticipan el rompimiento y la eventual conversión de la víctima.
En los apartados técnicos sobresale la cámara subjetiva, con la que se magnifica la agonía de un personaje central incapaz de mover un dedo y por consiguiente, el estrés de un público que no tarda en ponerse en los zapatos de este. Para ello, la producción limita su uso a momentos clave: el accidente que lo deja varado en un paraje solitario, las primeras gotas de lluvia que inician su caída y sobre todo su enraizamiento, y una serie de amenazas cuya visión atormentará a más de uno.
La frustración alcanza su pico desde la sonoridad. El cortometraje no tiene diálogos de ningún tipo, una ausencia que se extiende hasta los gritos que permanecen contenidos aun cuando el sujeto en cuestión manifiesta una clara necesidad de liberarlos. En vez de esto, la producción acompaña la obra con cuerdas tan abruptas y agudas que harían sentir orgulloso al mismísimo Hitchcock. Esto, de nueva cuenta, sin exagerar ni caer en ningún tipo de cliché, y por supuesto sin descuidar la banda sonora que alcanza su punto climático hacia el desenlace.
El sufrimiento se dispara de tal modo que hay un momento en que uno no puede sino preguntarse cuánto más podrá resistir nuestro atormentado personaje. Ricardo Kump cierra el círculo con grandeza, enfatizando que lo que no mata hace más fuerte, ¿o acaso querrá decir que hay cosas peores que la propia muerte? Una historia rica que invita a sacar diversas conclusiones e interpretaciones, las cuales empiezan a gestarse en una escena final elegante que se toma su tiempo, lo que permite nivelar la adrenalina y reflexionar sobre lo acontecido. Un cierre afilado que conduce al punto donde se entrecruzan las fronteras del dolor y la paz que brinda la resignación, y con el que O Cacto se afianza como otro triunfo para nuestras industrias animadas y como una de las obras debut más potentes de las que tengamos memoria.
Ficha técnica
- Título O Cacto
- Dirección Ricardo Kump (Ópera prima)
- Año 2023
- País Brasil
- Técnica 2D
- Voces N/A