Crítica: La primavera siempre vuelve
Un cortometraje que invita a crecer sin perder de vista a todos aquellos que han sido una parte importante de nuestras vidas.
7 de febrero de 2023Por Viridiana Torres
Si hay algo que caracteriza a La primavera siempre vuelve es la elegancia de su mensaje y la sutil hermosura que abunda en cada uno de sus cuadros. No es un corto que apunte a la espectacularidad narrativa ni visual, sino a la más profunda reflexión desde la exaltación de lo familiar con una historia sobre el paso del tiempo, la transición de la infancia a la madurez y la partida del hogar. Una premisa como tantas otras, pero cuyo desarrollo se ve beneficiado por sus enfoques menos explorados y sus toques fantásticos que contribuyen a la concepción de un cortometraje menos formulaico y más humano. Uno entrañable y que invariablemente invita a la reflexión sobre nosotros y los nuestros.
Alicia Núñez Puerto hace gala de un enorme talento al construir una historia de vida que parte del más común de los ordinarios, pero enriquecida desde las ventajas de lo extraordinario. Una abuela que ayuda a sus nietas a plantar unas semillas con la esperanza de verlas crecer juntas, hasta que el ansiado florecimiento se refleja en unas chicas ansiosas por salir al mundo. Es precisamente aquí donde radica una de sus grandes diferenciaciones.
Una de las premisas creativas más sonadas asegura que absolutamente todas las historias han sido contadas y el verdadero desafío de los autores radica en hallar un modo original de rescatarlas. No pretendemos confirmar o negar esta aseveración, pero es un hecho que narrativas sobre la transición de la infancia a la juventud o de la juventud a la madurez hay muchas, casi siempre centradas en la autoexploración, la superación y la búsqueda de los sueños del que se va. La otra cara de la moneda es mucho menos visitada: los que se quedan anhelando un reencuentro que muchas veces no llega.
La cineasta refuerza esta visión con un uso recurrente del contraste, cuyo impacto no siempre se manifiesta al momento, sino una vez terminado el filme y durante la reflexión del mismo. Uno de los ejemplos más hermosos, pero también más dolorosos, se da cuando luego de regar las macetas, la abuela moja a sus nietas a modo de juego, en un riego simbólico que nutre a las pequeñas para la vida, ignorante de que esto conducirá a una inminente despedida.
Estas muestras de elegante simbolismo comienzan desde la propia primavera. No es una estación dominada por colores vivos, sino una que sólo puede identificarse por el puntual trino de las aves, ya que las tonalidades dominantes son más bien sepia. Una muestra de la nostalgia y que se ve reforzada por unos bordes blanquecinos como una vieja fotografía. Un deslavado que sólo desaparece hacia los últimos segundos para dejar en claro que lo visto no era sino un recuerdo de lo que fue.
La añoranza no se queda en lo visual, sino que trasciende por lo sonoro ante la falta de diálogos reemplazados por los sonidos iniciales de las risas que se desvanecen lentamente hacia un silencio arrollador. Uno casi absoluto de no ser por la exquisita música de Pablo Borghi y Rafa Caballero.
La destreza exhibida por Alicia Núñez Puerto para jugar con nuestras emociones es sobresaliente, pero también lo es su capacidad para invitar a la introspección. Porque La primavera siempre vuelve no es un corto acusador que sugiere un estancamiento de ningún tipo, es más bien uno que invita a crecer sin perder de vista a todos aquellos que han sido una parte importante de nuestras vidas. Es una historia cuya naturaleza calienta nuestros corazones, pero sin dejar de romperlos un poco, lo que puede ser más que suficiente para el nacimiento de algo más en nuestro interior.
Ficha técnica
- Título La primavera siempre vuelve
- Dirección Alicia Núñez Puerto (ópera prima)
- Año 2021
- País España
- Técnica 2D
- Voces N/A
- Disponible Movistar Plus