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Críticas

El bosque animado

El bosque animado es una película que se ha ganado con creces su paso a la historia

20 de abril de 2022
Por Luis Miguel Cruz
El bosque animado
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Una de las frases más sonadas de El bosque animado es “que el hombre te ignore”. Puede que estas palabras no digan mucho en los primeros minutos de la película y aun así resulta imposible permanecer indiferentes ante ellas. No pasa mucho para que descubramos las razones, que se tornan fatídicas cuando los personajes van padeciendo las consecuencias de cruzarse en el camino de un ser humano altamente destructivo y que no duda en distorsionar, capturar o matar en nombre de sus deseos más banales.

Se trata de una decisión narrativa trascendental para que la novela homónima de Wenceslao Fernández Flores, que anteriormente fuera adaptada por José Luis Cuerda (1987), sea aprovechada para la concepción de un film primordialmente infantil, aunque no por ello menos atractivo para el público adulto. No es casualidad que la historia se centre primordialmente en el segmento de El peregrino enamorado, pues esto permite que los niños puedan disfrutar de una amplia gama de simpáticos personajes en donde sobresale el topo Furacroyos, el colorido de los escenarios naturales y un par de comic reliefs cuyos gags alivianan las tensiones de una trama que de otro modo podría tornarse demasiado oscura. El animal cinematográfico no comparte el trágico destino de su contraparte impresa, pero esto no resta méritos a una cinta valiente que no duda en poner a sus protagonistas en situaciones de alto riesgo ni en exhibir la crueldad que caracteriza a nuestra especie con alusiones directas a la muerte de seres inocentes. Mensajes cruentos, pero de gran relevancia para los más pequeños.

Por su parte, los mayores de edad son invitados a reflexionar sobre una amplia gama de temas como la alienación provocada por los teléfonos o la naturaleza destructiva de nuestra especie. Dilemas que no sólo siguen siendo relevantes a más de veinte años de distancia, sino que se han agudizado hasta alcanzar puntos de no retorno y que demuestran el talento detrás del equipo creativo encabezado por los directores Ángel de la Cruz y Manolo Gómez. Una hazaña que se concreta con personajes que exaltan la infamia humana, como el poste de luz que atormenta a sus arbóreos compañeros con la defensa de lo indefendible o aquellos que exhiben un auténtico sufrimiento como el árbol retorcido deliberadamente en su ramaje. Mención especial para la brutal exhibición de animales disecados que remiten directamente a la oficina de Norman Bates o a la escena que muestra una piel de topo para la realización de un abrigo. Todo esto complementado por diálogos de gran madurez que tienen la capacidad de permanecer en la memoria por mucho tiempo.

Si bien tiene lo necesario para ser disfrutada por todos los públicos, se queda a un pequeño paso de la universalidad cuasiabsoluta alcanzada por títulos como The Secret of NIMH (1982) o An American Tail (1986). Esto como consecuencia de un ritmo que por momentos se ve demasiado entrecortado para la incorporación de los ya mencionados elementos suavizantes.

En el aspecto técnico, tiene mucho mérito que El bosque animado estrenara sólo seis años después de Toy Story (1995), recordando que ambas son pioneras de la animación por ordenador. La de Pixar fue la primera en toda la historia, la de Dygra Films hizo lo propio en España. Es un hecho que las diferencias pueden apreciarse a primera vista, pero también que la iberoamericana demuestra una calidad visual sobresaliente para su tiempo. Ésta resulta especialmente evidente en el diseño de sus numerosos personajes, incluyendo una gran variedad de especies, ninguno de las cuales intenta emular la apariencia de otras industrias. A esto sumemos una enorme valentía en el uso de texturas que van de lo natural a lo artificial o la presencia de movimientos sumamente complejos entre los que sobresalen los realizados por Furacroyos cuyas cortísimas piernas representarían un enorme reto hasta para el animador más experimentado. Finalmente el uso de elementos como agua y fuego que siguen planteando grandes desafíos incluso hasta nuestros días.

El bosque animado es una película que se ha ganado con creces su paso a la historia. No sólo por sus contribuciones a la animación CGI en el bloque, sino por la manera en que aprovecha la técnica para la concepción de una película entrañable, reflexiva y que sigue gozando de una enorme potencia narrativa en la actualidad. Hazañas que sólo pueden ser presumidas por los grandes clásicos de todos los tiempos.