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Crítica: Amanece la noche más larga

Un deslumbrante y pesadillesco cortometraje refleja con dureza la situación de un mundo que convalece ante la indiferencia humana.

2 de febrero de 2023
Por Viridiana Torres
Crítica: Amanece la noche más larga
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Amanece la noche más larga está plagado de líneas tan memorables como inquietantes, pero si hay una que prevalece en la memoria y pone a temblar a cualquiera es cuando Guerra asegura a una frágil Muerte que “sabes que no merecen la pena”. Basta escucharla por primera vez para darse cuenta de que no son palabras vacías, sino una dura aseveración ante una humanidad que parece condenada por su propia mano.

A diferencia de tantas obras artísticas a través del tiempo que han invitado a la reflexión y al cambio desde el contraste entre lo bueno y lo malo, el cortometraje dirigido por Lorena Ares y Carlos Fernández de Vigo forma parte de esa inusual minoría que se decanta por lo que muchos podrían considerar pesimismo. Nosotros preferimos llamarle realismo. Más allá de cualquier etiqueta, se trata de una tremenda osadía, pero también una gran virtud. De hecho, es precisamente en donde radica su mayor fortaleza: en su capacidad para generar sensaciones de malestar desde un reflejo sumamente oscuro, pero también uno profundamente honesto de nuestra autodestructiva naturaleza.

El mensaje se potencia por una historia poderosa centrada en los cuatro jinetes del Apocalipsis, quienes se reúnen para discutir el destino de nuestra especie. En tan sólo unos segundos nos damos cuenta de que no es un encuentro en igualdad de condiciones ante el evidente liderazgo de Muerte. Tampoco uno sencillo, pues el franco choque ideológico y evidente resquebrajamiento del balance de poder hacen que el panorama se vuelva más desalentador. En la teoría, esto sería lo más lógico por el cuarteto estelar, pero en la práctica la situación es distinta.

Es común que las distintas narrativas recurran a los tropos para la construcción de sus personajes, pero es inusual que estos sean mostrados como símbolos. Si Amanece la noche más larga lo logra con éxito es por su capacidad para actualizar el mito judeocristiano sin sacrificar su esencia. Esto nos deja una Muerte temible por lo que representa, pero al mismo tiempo sabia ante su continua búsqueda de equilibrio, sabedora de que su existencia sólo puede darse por la contracara de la vida. No es el caso de Peste, Hambre y Guerra, que disfrutan provocando todo tipo de pesares, sin dejar de sorprenderse de lo fácil que se ha vuelto la tarea ante un mundo en caída libre.

Este entrelazado de lo añejo y lo moderno nos conduce por todo tipo de problemas recurrentes en el panorama contemporáneo. Tal sería el caso de la alienación del individuo ante la conectividad, la ampliación de las brechas sociales y el eterno belicismo que nos tiene sumidos en la perturbadora espera de una guerra que lo termine todo. Incluso hay un espacio para la COVID-19, una mención que ofrece más actualidad a las acciones vistas en pantalla, al tiempo que genera más nerviosismo ante la exaltación de la decadencia, y peor aún, de la desesperanza que impera a nuestro alrededor.

La construcción de los jinetes también se ve favorecida por muchos otros elementos. Tal es el caso de su inquietante diseño a cargo de Uxue Azkona; el guion escrito por Lorena Ares y Carlos Fernández de Vigo e inspirado en el relato La muerte tenía un pecio de Ángel de la Cruz; así como las excelsas actuaciones de voz de Camilo García, Joaquín Calderón, Mercè Montalá y Roger Pera. Una combinación hipnótica.

Mención aparte para su estética hermosa pero escalofriante que nos adentra de lleno en un lienzo móvil. Una proeza visual que puede atribuirse a su técnica artesanal que permite ver trazos de brochas y texturas granuladas, así como a una animación que descarta la fluidez para centrarse en movimientos más bien entrecortados, lo que provoca la ilusión de una pintura que avanza paulatinamente hacia su público. El toque final viene desde el color, que desecha la recurrente podredumbre del verde en beneficio de los más inusuales ocres para representar un mundo que se oxida lentamente ante nuestros incrédulos ojos.

Amanece la noche más larga no es una sutil invitación al cambio, es un llamado urgente a la acción. Un grito desesperado que obliga a tomar cartas en el asunto para evitar la caída de un mundo que convalece ante la indiferencia humana. Disfrutemos de su  pesadillesco encanto, pero sin dejar de prestar atención al mensaje, que los jinetes esperan expectantes por nuestro siguiente paso.

Ficha técnica

  • Título Amanece la noche más larga
  • Dirección Lorena Ares (ópera prima), Carlos Fernández de Vigo (Memorias de un hombre en pijama)
  • Año 2022
  • País España
  • Técnica Óleo
  • Voces Camilo García, Joaquín Calderón, Mercè Montalá, Roger Pera
  • Disponible en Movistar Plus