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Pinocchio: Una triple victoria para Guillermo del Toro

Guillermo del Toro recibió todos los premios posibles con Pinocchio. Pero también ganó algo más.

14 de marzo de 2023
Por Luis Miguel Cruz
Pinocchio: Una triple victoria para Guillermo del Toro
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La temporada de premios ha terminado y los mejores pronósticos se han cumplido para Pinocchio. Hablamos de una de las películas más galardonadas del año, con reconocimientos en prácticamente todos los certámenes por los que se presentó, lo que deja la sensación de un paso francamente arrollador. Una victoria importantísima para Guillermo del Toro y que para nada debe tomarse a la ligera.

En una era regida por los análisis superficiales y el conspiracionismo, ha sido común escuchar que el mexicano ganó por la jerarquía de su nombre. Una aseveración absurda que se olvida de otros grandes que lo han ganado prácticamente todo salvo el Óscar animado. Charlie Kaufman debió conformarse con la nominación por Anomalisa, al igual que Wes Anderson por Fantastic Mr. Fox y Isle of Dogs; Richard Linklater ni siquiera ha alcanzado esta antesala; peor aún es el caso de Robert Zemeckis y Steven Spielberg que han sido privados de la oportunidad de competir por una regla que impide la inscripción del motion capture.

No, Pinocchio lo ganó todo por méritos propios en narrativa y técnica. Eso sí, el nombre de Guillermo del Toro resultó decisivo para que esta historia de éxito no se quedara en las estatuillas y trascendiera a mucho más allá. A niveles que antes parecían impensables y que hoy han convertido al niño de madera en un auténtico símbolo de resistencia para los artistas de animación en todo el mundo.

 

Una victoria para la animación

Guillermo del Toro aprovechó todos y cada uno de sus discursos de aceptación para enfatizar que la animación es arte, la animación es cine y que la animación es un medio para contar historias. Y de paso, para tratar de erradicar viejas concepciones erróneas al recordar en cada oportunidad que la animación no es un género ni es sólo para niños. Palabras que seguramente resultaron reiterativas para más de uno, lo que poco importó al realizador, quien siempre fue consciente de que éstas debían ser repetidas hasta que generaran aunque sea un mínimo cambio en el imaginario colectivo.

Estos esfuerzos no han pasado desapercibidos para una industria que necesitaba una voz cantante de este tipo desde hace mucho tiempo. Después de todo, son muchos los cineastas de renombre que han pasado por la animación, pero ninguno se ha tomado realmente la molestia de defender los intereses de este arte como ha hecho el mexicano.

“Guillermo está haciendo una campaña totalmente de apoyo a la animación”, nos dijo en exclusiva el animador César Díaz. “Vamos a estar agradecidos eternamente porque ha hecho muchísimo por nosotros”. Sus palabras parecían lógicas al tratarse de un artista que participó activamente en la producción y que aprovechó su presencia en Animac 2023 para rendirse en elogios ante su director. Sin embargo, estas sensaciones se extienden a lo largo y ancho de toda la industria.

Basta un vistazo superficial en redes para ver cómo cada triunfo de Pinocchio ha sido visto como un logro de todos los que alguna vez han padecido los estigmas que aquejan a la animación. El clímax llegó con el Óscar, algo comprensible al tratarse del premio más mediático de todos y por el breve, pero brillante discurso con el que Guillermo del Toro dejó muy en claro que aunque todavía queda mucho por hacer, los primeros pasos rumbo al cambio han sido dados: “La animación esta lista para ser llevada al siguiente nivel. Ya estamos preparados para ello. Por favor ayúdenos. Mantengan la animación en la conversación”.

Una petición, pero también una exigencia para una industria fílmica generalista que tanto ha relegado este arte. También para unas audiencias que por alguna razón batallan tanto en abrazar sus cualidades. Una segunda victoria para el mexicano y su Pinocchio, que de este modo se afianza como un símbolo de lucha y de esperanza para la comunidad animada. Pero queda un triunfo más que celebrar.

 

Un triunfo para Guillermo del Toro

Guillermo del Toro es alguien que disfruta hacer el bien. Así lo ha hecho por la industria, y antes de ella por muchas otras personas que han necesitado de él por diversas circunstancias. Su desinterés ha sido tal que a veces es fácil olvidar que el cineasta también tiene sus propios sueños. Uno de los más complicados de alcanzar ha sido el animado. Fue por este que incursionó en la producción audiovisual, pero las circunstancias lo obligaron a tomar otro camino. No diremos que lo ha pasado mal, pero la espina quedó ahí.

Luego de algunas inmersiones desde la producción, el guion y la dirección –aunque en este último caso, de series–, el mexicano finalmente ha sido capaz de cumplir su largamente postergado anhelo de dirigir un largometraje de stop motion. La oportunidad llegó en el mejor momento, con un cineasta maduro y en estado de gracia que aprovechó la oportunidad para hacer la película que siempre soñó. O quizá deberíamos decir, la primera de muchas.

Porque ahora que lo ha retomado, Guillermo del Toro ha confirmado que no piensa volver a distanciarse del camino animado. Una pasión que ahora combinará con la realización en acción real y que de momento ya tiene su nuevo proyecto en desarrollo: The Buried Giant, adaptación stop motion de la novela homónima de Kazuo Ishiguro.

Una tercera victoria que finalmente cierra un círculo que permaneció abierto por demasiado tiempo. Disfrútalas todas Guillermo, que te lo has ganado con creces.