«Un insulto a la vida misma»: El estilo Ghibli nos recuerda la opinión de Hayao Miyazaki sobre la IA
El cineasta nipón es considerado uno de los mayores detractores de la inteligencia artificial en la animación.
31 de marzo de 2025Por Viridiana Torres

La animación y la inteligencia artificial han colapsado en una nueva polémica. La más reciente actualización de ChatGPT ha facilitado que los usuarios puedan recrear sus imágenes con los estilos de distintas producciones animadas, siendo el de Studio Ghibli el más popular de todos. Una ironía si consideramos que Hayao Miyazaki es visto como uno de los mayores detractores de los usos presuntamente artísticos que se han dado a esta tecnología.
“Siento profundamente que esto es un insulto a la vida misma”, aseguró el cineasta en su momento. Una dura aseveración que pudo verse en el documental NHK Special: Hayao Miyazaki – The One Who Never Ends, estrenado en 2016, en el que el creador de clásicos imperecederos como My Neighbor Totoro (1988) y Spirited Away (2001) comparte sus opiniones sobre la animación creada con inteligencia artificial.
Sus palabras se dieron tras la presentación de un demo creado a partir de estas innovaciones. Los movimientos eran tan erráticos que el cineasta no pudo sino recordar a un amigo con severos problemas de movilidad. “Estoy completamente disgustado”, aseguró el realizador. “Jamás querría incorporar esta tecnología a mi trabajo”.
Los defensores de esta tecnología podrían argumentar que las palabras de Hayao Miyazaki se dieron hace casi una década y que muchas cosas han cambiado desde entonces. Las imágenes que imitan el estilo Ghibli así lo confirman.
Sin embargo, el debate va más allá de la belleza de una imagen y apunta directamente a su legalidad. Han sido muchos los artistas de distintas disciplinas —animadores, historietistas, ilustradores, actores, músicos, escritores— que han alzado la voz contra los usos sin licencia de las obras creativas para entrenar a la inteligencia artificial. Ni el peso individual de quienes han participado activamente en esta lucha ni la fuerza de los colectivos reunidos ha podido contener los avances desmedidos de estas controvertidas innovaciones.
“Nuestro objetivo es dar a los usuarios la mayor libertad creativa posible”, declaró Taya Christianson, vocera de OpenAI, en un comunicado a The New York Times. “Seguimos impidiendo las generaciones al estilo de artistas vivos individuales, pero sí permitimos estilos de estudio más amplios, que la gente ha utilizado para generar y compartir algunas creaciones originales de fans realmente encantadoras e inspiradas”.
No menos graves son los atentados contra la creatividad y, por consiguiente, contra todo aquello que nos hace humanos. Así lo expresó Hayao Miyazaki en su momento, al confesar que “siento que nos acercamos al fin de los tiempos. Los humanos estamos perdiendo la fe en nosotros mismos”.
Ha pasado casi una década y las palabras del nipón resuenan con más fuerza que nunca. La historia de la animación nos ha permitido disfrutar de leyendas como Quirino Cristiani, Lotte Reiniger, Walt Disney, y el propio Hayao Miyazaki, entre muchos otros. Un legado de genialidad que se ha expandido a través del tiempo como resultado del talento y la creatividad, pero también del esfuerzo y el trabajo duro.
Los usos sin licencia de la inteligencia artificial no hacen sino entorpecer que la tendencia pueda continuar. De seguir por esta línea, solo queda preguntar: ¿qué le depara a esta y otras industrias creativas además de las más burdas imitaciones?
La inteligencia artificial ha llegado para quedarse, pero esto no significa que nos rindamos ante ella. Debemos aprovechar sus cualidades para fortalecer la industria. También aprovechar las controversias para invitar a que más personas se acerquen a los procesos detrás del arte animado y, por qué no, para que desarrollen sus propias cualidades en un mundo que necesita más arte y cultura. Las palabras del propio Hayao Miyazaki son el mejor aliciente para dar el paso.
“Nunca quiero arrepentirme de no haber intentado algo. Es mejor intentar y fallar. Realmente lo creo”.