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Conoce Electro Andes: La distopía ciberpunk que exalta el espíritu humano

Nacho Malter y Damián Fernández Gómez profundizan en su proyecto de serie que muestra nuestra fuerza ante la industrialización y la naturaleza salvaje.

9 de julio de 2024
Por Samuel Lagunas
Conoce Electro Andes: La distopía ciberpunk que exalta el espíritu humano
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La ciencia ficción vive un momento de auge en Iberoamérica. Después de haber sido un género marginal durante el siglo XX, se ha convertido en una de las expresiones artísticas más relevantes para tratar de entender nuestro presente e imaginar futuros alternativos frente a los escenarios terroríficos a los que el capitalismo parece habernos condenado. No obstante, si bien la literatura sigue siendo la punta de lanza en el sci-fi de nuestra región, el cine y muy concretamente la animación ha cobrado mayor importancia en los años recientes.  Electro Andes, producción serial argentina encabezada por Nacho Malter y Damián Fernández Gómez, es un proyecto que promete expandir las formas en las que la animación del bloque ha incursionado en el género y proyectar a futuros donde lo que creíamos que había quedado en el pasado se convierte en inspiración para buscar futuros más dignos para todos los seres.

En palabras de Malter, Electro Andes es “una aventura épica en la que se juega el espíritu humano frente a la lucha entre la industrialización voraz y la naturaleza salvaje”. La historia sucede en un escenario distópico-futurista de Los Andes. En ella seguimos a dos hermanos de alrededor de veinte años que se ven atrapados entre la disputa que sucede con una megacorporación minera que en sus excavaciones despierta a un demonio. Los protagonistas son miembros de una guerrilla armada que resiste al gobierno totalitario, el cual favorece la extracción minera en el pueblo. Para evitar más dolor y daños, los personajes deberán hacer un pacto con los dioses de la montaña transgrediendo las prohibiciones que impedían la interacción entre humanos y divinidades.

Electro Andes Nacho Malter Damián Fernández Gómez Argentina 1

Los cruces entre ciencia ficción, distopía y mitologías amerindias no son extraños. En la literatura iberoamericana, autores como el chileno Jorge Baradit, el boliviano Edmundo Paz Soldán, el colombiano Luis Carlos Barragán, la dominicana Rita Indiana, o la ecuatoriana Mónica Ojeda han escrito novelas fascinantes donde el futuro es caracterizado a partir de la recuperación de elementos míticos y religiosos de los pueblos originarios. Así, no es extraño encontrar en este subgénero denominado ciberchamanismo, historias donde la tecnología aparece fusionada con creencias y mitos y la ideología tradicional del progreso que asocia el avance de la ciencia con el triunfo de la civilización es cuestionada radicalmente.

En la animación iberoamericana los ejemplos son menos, pero existen. Uno de ellos es el largometraje brasileño Río 2096. Una historia de amor y furia (Dir. Bolognesi, 2013) donde los actos chamánicos permiten que el protagonista pueda viajar en el tiempo y transmigrar bajo la forma de un águila. Más recientemente la miniserie Maya y los tres (Dir. Gutiérrez, 2021) utiliza elementos de culturas prehispánicas para imaginar un mundo retrofuturista en el que sofisticadas máquinas se hibridan con arquitectura indígena creando un espectáculo visual memorable.

En el caso de Electro Andes, sus creadores son conscientes de que “el cine habla de quien lo produce” y que su responsabilidad está en evitar caer en estereotipos temáticos, narrativos o visuales en la representación de las civilizaciones andinas: “Queremos mostrar al mundo lo increíbles que son estas culturas y compartir la fascinación que se genera cuando uno va a los Andes. En ese sentido sí hay un impulso reivindicativo. Pero no estamos haciendo una representación cien por ciento fidedigna de los mitos andinos, sino que los estamos empleando como fuente de inspiración. Tratamos constantemente de no meternos en los clásicos arquetipos de narrativas mainstream. Por eso consideramos que estamos atendiendo lo que sentimos que son puntos ciegos en una industria muy limitada en cuanto a sus representaciones sobre este tipo de personajes”.

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Es llamativo el énfasis que Malter y Fernández Gómez hacen en el hecho de que están tratando de construir una historia compleja que, si bien sí parte de un mito, busca dar cuenta de las realidades polifacéticas de los pueblos enclavados en las montañas andinas. Uno de los relatos mitológicos más importantes para la concepción de la trama fue el Mito de la Salamanca, una cueva a la que sólo se entra por invitación. Allí los visitantes deben pasar una noche de juerga con el diablo y las brujas. Si logran hacerlo sin miedo, el Supay (una especie de diablo) les concede un deseo. A partir de esta estructura, señala Malter, se han ido construyendo varios de los personajes. No obstante, como él mismo apunta:

“En los viajes a la región cuyana en Argentina, especialmente al pueblo de Iruya, descubrimos que hay una fuerza enorme del legado cultural por un lado, y por otro es muy presente el avance industrial. Allí convive el extractivismo con las culturas locales […]. A nosotros nos interesa mucho el choque entre los distintos puntos de vista, la lucha entre los poderes del mundo humano, el mundo de la naturaleza, y el mundo industrial”.

En cuanto a la inspiración visual, Electro Andes no sólo debe mucho a la imaginería andina, sino también al anime y al ciberpunk, especialmente a las películas que siguieron después de la exitosa Akira (Dir. Ōtomo, 1988) y a la fantasía ecologista de Hayao Miyazaki que es Princess Mononoke (1997): “El anime nos ha formado culturalmente. Creemos que con esta serie estamos reivindicándolo porque en una región donde la hegemonía está marcada por Disney, nosotros estamos visibilizando que desde Latinoamérica vemos al anime como algo no sólo válido, sino como algo más inspirador que los productos norteamericanos”.

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Si bien es cierto que la estética del anime se ha vuelto cada vez más popular en las animaciones iberoamericanas, para Nacho Malter y Damián Fernández Gómez la inspiración en la animación nipona tiene que ver fundamentalmente con tres aspectos: el que sea un medio más expansivo en términos de audiencias que permita incluir a audiencias de jóvenes y de adultos, que dramáticamente sea un género donde el factor emocional está bien trabajado, y, que tenga que ver con una realidad más cercana a lo que se puede producir desde América Latina. Para Malter, en esta área de nuestra región “hay todavía cierto romance con la animación 2D y el anime nos ha enseñado que lo barato no significa que el producto tenga que ser malo”.

Electro Andes es un proyecto joven. Nació en 2022 y en 2023 los creadores presentaron el teaser en el Festival de Annecy. Allí tuvieron una buena recepción y recibieron un impulso importante para continuar. En 2023 se presentaron en Animation! Ventana Sur donde, en sus palabras, han reforzado “vínculos con gente de todo el continente que comparte esta visión y pasión por un medio de nicho que es la animación en 2D”.

A pesar de los recortes que ha experimentado la cultura y la animación en Argentina después del ascenso de Javier Milei a la presidencia, Malter y Fernández son optimistas en cuanto al futuro de la producción: “Siempre hay algo pasando con el proyecto. Actualmente contamos con un fondo nuevo y estamos haciendo el tráiler y dibujando un montón”. Tan es así que en las redes sociales de Bellolandia Estudio puede leerse que el pasado mes de junio de 2024 se comenzó la producción del piloto en colaboración con Lambda Class, lo que aunado al entusiasmo que irradian los artistas entrevistados, deja entrever que Electro Andes es una serie que muy pronto encantará las pantallas de todo el bloque.