Salvador Simó es uno de esos cineastas que disfrutan de los retos. Así lo demostró con Buñuel en el laberinto de las tortugas (2018), que nos acercó a una de las máximas leyendas cinematográficas de todos los tiempos. Un esfuerzo que resultó una de las películas más brillantes de la animación iberoamericana contemporánea. Muchos habrían tratado de replicar la fórmula para su vuelta a la gran pantalla, pero no fue el caso del director español, quien se decantó por una apuesta completamente diferente con Dragonkeeper: Guardiana de dragones.

La adaptación a la obra de Carole Wilkinson ya era compleja en sí misma. Una magna aventura sobre una niña que se convierte en una heroína improbable cuando ayuda a escapar al último de los dragones y emprende un viaje con el propósito de recuperar el último huevo de dragón. La naturaleza propia de una historia plagada de emotividad y acción ya era un desafío mayor, pero más compleja aún fue su inmersión en la cultura china dentro y fuera de la pantalla. Nos referimos a la trama que se desarrolla en el país oriental, pero también a que fue concebida como una coproducción con el gigante asiático. Una oportunidad de ensueño para nuestras industrias.

Desde hace tiempo que China se convirtió en uno de los mercados más codiciados de todo el mundo, al grado que el propio Hollywood ha condicionado su modus operandi con la firme intención de conquistarlo. Ahora Dragonkeeper: Guardiana de dragones parece abrir una ventana de oportunidad para la animación española, así como para todas nuestras industrias que bien podrían tratar de aprovechar el modelo en busca de nuevas oportunidades narrativas y financieras.

“Estoy convencido de que la animación fue la primera profesión global. Ya estábamos en eso mucho antes de que la gente hablara de la globalización”, asegura el cineasta tras ser cuestionado sobre las oportunidades de colaboración mundial que brinda el arte animado. En cuanto al filme, explica que “me apetecía contar una historia de aventuras un poco al estilo de las de antes. Y darle también una oportunidad al cine de animación a contar las películas de una manera diferente. Ahora las películas de animación family es un gag detrás de otro y creo que hay que abrir otros caminos, y creo que Dragonkeeper abre un camino a una forma diferente de hacer una película de animación para todos los públicos”.

Radix habló con Salvador Simó, director de Dragonkeeper: Guardiana de dragones. El cineasta profundizó en distintos detalles del largometraje, como el proceso de producción, el talentoso equipo de artistas que trabajaron en la obra, y los retos y oportunidades de coproducir con China. Esto último, poniendo énfasis en el carácter global de la animación.