Bizarro es una palabra curiosa. La RAE la define como “raro, extravagante o fuera de lo común” y en la mayor parte de las ocasiones la utilizamos con un enfoque negativo. Pero no nos olvidemos que lo extraño también suele tener un carácter único. Es precisamente por esto último que no se nos ocurre una mejor palabra para describir Bizarros Peixes das Fossas Abissais a cargo de Marcelo Fabri Marão.

Su premisa es tan básica como un personaje en busca de un MacGuffin, siendo este el único convencionalismo. Bastan unos segundos para que el director nos conduzca por una obra tan singular como ecléctica en todos sus elementos.

El más evidente de todos es su tercia central compuesta por una malhumorada tortuga con trastorno obsesivo compulsivo, una nube con incontinencia fluvial que por consiguiente no puede dejar de llover y una joven con la extraña habilidad de transformar las distintas partes de su cuerpo en animales. Un poder que casi siempre usa para convertir su trasero en un feroz gorila con el que combate a sus oponentes, un grupo de rinocerontes alienígenas que ambicionan el mismo tesoro que nuestros protagonistas.

Por disparatada que pueda sonar esta aventura, Bizarros Peixes das Fossas Abissais también tiene un profundo carácter poético. De hecho, Marão lo incluye en distintos niveles, como es el exquisito monólogo de nuestra heroína en torno a la memoria. Un momento breve pero increíblemente poderoso y al mismo tiempo profundamente intimista que permite ahondar en las motivaciones del personaje, al tiempo que invita a pensar en lo vivido, lo olvidado y lo perdido.

Estas palabras, además, abren la puerta a un cambio radical en el ritmo y las intenciones. La obra mantiene su carácter disparatado, pero ahora también se abre a otros desafíos palpables en una inmersión submarina que da título a la historia. El cineasta brasileño manifiesta sus deseos de incursionar en los terrenos del surrealismo en una secuencia idílica que, preservando las distancias, recuerda al trabajo de George Dunning en Yellow Submarine. A pesar de sus cualidades, el curioso viaje quizá no sea para todos debido a la abrupta transición en ritmo y narrativa.

Finalmente, no podemos olvidarnos de la imaginativa estética. Si bien el trazo es sencillo, la obra cautiva por sus continuos saltos entre el trabajo final y lo que parecen ser bosquejos. La decisión es arriesgada, más aún porque es ejecutada desde el inicio de la historia, lo que puede provocar cierta confusión. Todo cobra sentido con el desarrollo de las acciones, que conducen a una memorable representación de los recuerdos que van y vienen entre quienes padecen los primeros síntomas del Alzheimer.

Es un hecho irrefutable que Bizarros Peixes das Fossas Abissais mantiene esa línea que ha caracterizado a la animación brasileña en los últimos años y que puede apreciarse en cortos, series y largos. Un estilo que deambula entre la locura y la cavilación, y que ofrece una película singular, hipnótica, disparatada y muy valiente, pero también una que no es para todos. Un pesar que deben enfrentar todas aquellas obras que buscan la diferenciación más extrema o que como en este caso, que abrazan su condición bizarra por todo lo alto.