A diferencia de otros años, la carrera por los Goyas animados del 2025 resultó especialmente cerrada y de pronósticos muy reservados. Tanto en la categoría de largometraje de animación como en la de cortometraje de animación, pues ninguna tenía un claro favorito para alzarse con la estatuilla. Al final, éstas fueron para Mariposas negras de David Baute y Cafunè de Lorena Ares y Carlos Fernández de Vigo.

Más allá de las respectivas tramas, ambas producciones coinciden en la empatía hacia la figura del migrante. Este elemento también se hizo presente en los discursos de aceptación, lo que resulta especialmente significativo para los tiempos que corren en todo el mundo.

“Tuve la desgracia de encontrarme con tres historias muy duras sobre migrantes climáticos”, explicó el director de Mariposas negras, David Baute. “Por favor los gobiernos, por favor las administraciones públicas, también organismos internacionales, la figura del migrante climático sigue sin ser reconocida. Este premio va por ellos y por un mundo más habitable”.

Por su parte, el productor Edmon Roch alzó la voz para exigir “primero. Administraciones, gobiernos, corporaciones. Más allá de lo importante que es reparar los daños causados por el cambio climático, los daños causados por las grandes catástrofes climáticas, más importante es evitarlas. Entre todos podemos cambiarlo, entre todos podemos ir contra el cambio climático. Segundo. Los inmigrantes son unas figuras que están criminalizadas cuando son víctimas, tenemos que estar a su lado. A las víctimas se las acoge y se las protege, no se las culpabiliza. Es para vosotros también”.

En el caso de Cafunè, el director Carlos Fernández de Vigo ha recordado que “es una película sobre la migración forzada y el acogimiento digno. No habla sobre política, sino de personas y de la empatía que merecen”.

Los equipos de Mariposas negras y Cafunè también aprovecharon sus estatuillas para celebrar el arte animado. Por un lado, David Baute, adelantó que “este Goya se ira a Garachico, un pequeño pueblo de Canarias. Creo que desde la periferia, de lugares pequeñitos se puede hacer cine y puede ser un ejemplo para mucha gente”. Por su parte, Lorena Ares, directora de Cafunè, recordó que “cuesta muchísimo hacer un corto y lo sabemos, financiar es muy complicado y más distribuirlo”.

A diferencia de lo ocurrido el año pasado, esta vez la animación no pudo coronarse en las ternas generalistas en las que competía. Algo que para nada evita una noche redonda y de grandes satisfacciones para una industria española que no deja de crecer, ni de dar muestras de su grandísima calidad.